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Ganar

Ganar

Por primera vez en mi vida estoy en la terminal del aeropuerto a la espera de que se encienda el letrero luminoso que indique la partida del avión hacia Sevilla. La azafata que nos acompaña se llama “Luisa”, en su maletín está escrito “Expreso” y la carpeta en la que guarda sus papeles “Boeing 747” ¡vaya nombre más raro para una carpeta!, creía que así se llamaban algunos aviones pero por lo visto a esta azafata le debe gustar tanto su trabajo que ha decidido expresarlo por todo el mundo.

Yo tengo un perro “Turrón”, también en honor a los dulces navideños que me encantan.
Tras una semana de entrenamientos a tope, una semana exentos de deberes:
 Ganar, Ganar, Ganar, esa es nuestra consigna de futbolistas en el campeonato escolar.

 

La copa ha sido nuestra.

 

Por segunda vez estoy en la terminal del aeropuerto con el siguiente resultado: brazo en cabestrillo, 22 pantorrillas llenas de moratones, un ojo a la virulé, cuatro o cinco chichones y un entrenador desaparecido. La azafata nos ha felicitado por la copa pero nos ha recomendado algún deporte más tranquilo.

La paella

La paella

Están todos apretujados en el frigorífico. Langosta se esconde tras los guisantes de un pulpo ligón. Merluza intenta poner orden “señores relájense, guárdense para la paella”. Las gambas peinan sus bigotes. Mejillón se abrocha el chaleco. Las ostras, estiradas, se colocan el collar de perlas. Hasta don Centollo plancha su traje nuevo de nácar con brillo azulón.

Busco el arroz que mamá dejó en el estante, le presento a sus invitados. Juntos planean la cocción. Todos quieren destacar: “Yo me pido un lugar junto a Pimiento”, “para mí un chorrito de limón que está fresquito”.

Pero antes de empezar le damos al colorante, mamá me dijo que es su toque maestro.

¡Pablito! ¿Qué estás haciendo? –entrando en la cocina se ha puesto roja como un tomate y ha empezado a gritar- amarillo el suelo, amarilla la ropa, amarillo tú… ¡Negra me tienes ya!

Qué raro es esto de cocinar entre aliños y colores. Mamá me ha enfadado y me ha dejado a remojo como las judías pintas.

 

Matar el tiempo



Estoy en casa, en una habitación donde los juguetes se esparcen por los solitarios rincones. Investigo las tripas del peluche de mi hermana, pequeños algodones saltan al primer envite, rebusco mientras estornudo sin parar, nada especial en sus entrañas. Quizás las ruedas del súper-bólido teledirigido que me trajeron los reyes estén llenas de humo de escape, investigo pero no. Dejaré que repte por el suelo como las serpientes, pero tampoco funciona.

Ya no sé como matar el tiempo, así que he decidido quitar las pilas a los relojes. El cucú de la pared empieza a piar, lucho con él, consigo atarle a la cabeza las piñas que cuelgan, durante un rato reprocha mientras va bajando el volumen hasta que al final un hilillo protestón se pierde en un ambiente poco gregario.

Si esperarlo, a vueltas con la hora, abre la puerta mi madre :Ya puedes salir es la……..se me ha ido de la cabeza. Es la…… de comer.

El gatito del cumple

Hoy hemos ido de cumple a la finca de Carlos. Al llegar vimos una casa muy grande y bonita que está a cinco kilómetros de la ciudad. Nos lo hemos pasado muy bien  pues ha venido un payaso que también sabía hacer magia, luego nos hemos comido una tarta supergigante de chucherías.

Pablo y yo somos algo investigadores, recorriendo la casa hemos visto que tiene muchas habitaciones y cuatro baños, se nota que deben ser muy meones, también tiene una piscina y un gato encerrado en una jaula. Esto del pobre gatito nos ha parecido muy mal, no es justo que lo tengan encerrado. Tras deliberar un rato he decidido liberarlo. Con una sierra que había en una caseta, hemos cortado un barrote y ha salido maullando muy fuerte el lindo gatito, nos ha lamido y se ha echado a correr hacia el cumpleaños.

Enseguida se ha oído un gran estruendo y gritos. Al acercarnos, hemos contemplado estupefactos como los adultos cogían el mantel de la mesa y trataban de dar caza al felino.

Ha habido una desbandada. Mi madre me ha sujetado por la cintura, se ha echado a correr hacia el coche, me ha encerrado, ha ido a por mi amigo, ha hecho lo mismo, ha entrado ella, ha cerrado bien todas las puertas y nos hemos quedado un rato dentro viendo como unos saltaban, otros se escondían, alguno se desmayaba.

En casa se ha puesto a hablar con unos y otros, pegando gritos. Al final se ha acercado diciéndome: “¿Tu no sabrás por casualidad quien ha soltado al tigre de bengala?”

He cerrado la boca, por si las moscas, pero os prometo que ha sido el cumpleaños más divertido de toda mi vida.

 

Pues yo te veo igual que los demás chicos

-Pues yo te veo igual que los demás chicos: una cabeza, dos piernas, dos manos, tres pies, una oreja y la nariz –me comenta mi amigo Pablito.

-Pues yo si te veo igual que los demás: una cabeza, con pelo. Yo no tengo pelo –le replico.

Por más que lo intente mi amigo, nunca seré como los demás chicos. Ya lo dice mi madre: hijo mío, tu eres único. Un poco travieso, pero único.

Lo del pelo, entiendo, que es desde el otro día cuando mamá me rapo con la máquina de papa. Se puso muy molesta porque dice que voy pillando todo lo que me encuentro por la calle. Lo último ha sido una familia de bichitos que habían decidido montar un poblado sobre mi cabeza. Pero en esto no he sido sólo yo, por más que se empeñen hay cinco niños que también han aparecido sin pelo esta mañana.

-Es una epidemia de caída de pelo –ha dicho enfadado Carlitos.

No dudo de su palabra, al igual los bichitos se dedican a comer pelo. Lástima que mamá no les dejara comer del mío.

 

 

LA IMAGINACIÓN AL PODER

LA IMAGINACIÓN AL PODER

Mi profe se ha puesto muy contento, me ha dicho que estoy hecho un artista, seguro que las notas de este trimestre van a ser muy buenas. Pero lo mejor de todo es que me encanta hacer redacciones. Esta es la última:

 

La imaginación al poder

 

“Paredes de limón”

 

Las paredes de los pasillos de mi colegio son de limón, muy oscuras o muy suaves, pero son de limón. Cada una es diferente, grandes y pequeñas según la sala.

Las escaleras  suben como pedazos de tierra puestos uno encima de otro, fatigosos y sabios.

Las puertas son titanes azules del espacio, estrellas con dibujos. Bajo el gran calentador solar surgen tifones negros, los peores del área exterior si te metes dentro. Sin embargo, los pomos de las puertas, muy valiosos, se abren a las minas de oro y del conocimiento, donde entramos nosotros los guerreros más fuertes de la galaxia para llegar algún día a ser los dueños del conocimiento.

 

                                                              Calificación: Muy bien

¿Semana?

¿Semana?

 

-Os habéis portado muy mal -dice con voz muy fuerte mama, como si no la oyéramos-. Vais a estar una semana sin ver la televisión. A continuación cierra de un golpe  la puerta de la cocina y se pone a preparar la cena. Voy  corriendo a preguntarle una duda:

-Vale mami pero me puedes decir que es “una semana”.

Mama no me habla. Se ha quedado muda. Sigue pelando patatas como si no existiera. Insisto en mi pregunta, pues no me quiero perder los capítulos de Bod. Pero cuando voy a abrir la boca una vez más la mirada enigmática, un poco así como enfurecida de mama me detiene en seco.

Ha sido mama la que se ha empeñado que fuéramos con ella al supermercado. Allí hemos visto un montón de pequeños Calamardos -¿Cuál será el de la tele? ¿Habrá caído en las redes de algún despiadado pescador? Los hemos ido dejando uno  a uno encima de la cesta, que estaba medio llena con calcetines, calzoncillos, lejía y no sé que más. Entonces ha llegado un señor con bigote, gafas y muy malas pulgas. Nos ha cogido y llevado por las orejas a una habitación –Este es el cuarto de las ratas, donde se dejan a los niños que no saben comportarse en el supermercado. Aquí esperan a un adulto responsable para que se los lleven. A continuación se ha parado la música de fondo y hemos oído: “Se ruega a la madre de dos niños que se encontraban en la sección de pescados que pase por dirección a recogerlos”.

El tranvía baja

El tranvía baja  despacio la avenida mágica hacia el centro de la ciudad. Por el camino los obreros han ido comiendo calles con las máquinas tragasuelos, han colocado raíles y postes haciendo mucho ruido.

Mi abuelo me ha dicho que hace mucho tiempo, antes de que yo naciera, había un tranvía que se paseaba por aquí. Los niños se agarraban a sus faldones y volaban con él hasta que llegaba el revisor y les reñía. –Es peligroso. No os subáis. Seguro que a vuestros padres no les parece nada bien lo que hacéis.

El abu me relata cuentos de viajes. Siempre esperando el silbido que estremecía los árboles al pasar, en su parada se agarraba con temor y fuerza. Ya en marcha sentía los fogonazos de imágenes, las estampas de colores, la vendedora del periódico en la plaza de España, las castañeras en invierno una dos y hasta tres, los pocos coches que pitaban, el transito de peatones y algún que otro cigarrillo que tiraban los malintencionados por la ventanilla bajada.

El año que viene podré ir al cole en tranvía, es una de las cosas importantes que están pasando en mi vida. Quiero saber lo que se siente  subido en “la máquina del futuro renacida”. Eso sí, me compraré un bonoviaje para no tener problemas e iré sentadito en el interior de mi tranvía.

 

TIEMPO DE VERANO

TIEMPO DE VERANO

Son las ocho menos media. He quedado en el quinto sueño donde me encuentro con barba blanca y varios nietos. Descubro a siete enanitos, uno es futbolista, hay tres escribientes y los otros juegan al que te pillo.

¡Como pequeños saltimbanquis! -ha dicho una aprendiz de princesa, Somnolienta. Tenemos que sujetarla pues se duerme por los rincones comiendo manzanas.

-Buscaremos al príncipe de los médicos. Que la cure- dice el pequeño delantero número siete.

-No. Que coma manzanas ecológicas a lo mejor se le pasa- sugiere Glotón desde el huerto subido  encima de una calabaza.

Discurren y salen cantando: Ayjoo, ayjoo. a Somnolienta hay que despertar. Ayjoo, ayjoo…Ayjoo

 

Con el soniquete abro los ojos. Tengo como telarañas pegadas en los ojos. Mi prima me dispara con su pistola de agua -¡Que! nos bañamos o no. Llevo media hora esperando.

Cojo una manzana del cesto y se la lanzo – ¿quieres que te sueñe mi cuento?

Vamos Tiburón lancémonos al agua -Ballena y Tiburón en busca de  aventura –Ahora nos toca bajar al fondo de los mares.

OPERACIÓN CONQUISTA

OPERACIÓN CONQUISTA

Cuando el amor llega es difícil hacer cosas como declararse a la chica que a uno le gusta. Me gusta María.  ¿Por qué? ¿Cómo lo sé?

Contesto a mis propias preguntas:

Juega conmigo al futbol.

Me dice los deberes que ha puesto la seño cuando a mi se me olvida por estar mirándola y pensando en ella.

Y sobre todo porque tengo muchas ganas de decirle “María te quiero”.

Mi amigo Samuel, que es el único que lo sabe, y yo, hemos decidido poner en marcha “la operación conquista”.

Mi mamá que me ha visto un poco nervioso me ha preguntado –hijo ¿te pasa algo?

No he podido callar -estoy enamorado de una chica de mi clase.

-No pasa nada hijo, es normal que te guste una chica –me explica mientras se sonríe.

Así que Samuel y yo ya llevamos una semana con nuestra operación secreta. Son cosas que no te voy a decir, de momento, pues es un plan que estamos llevando a cabo para la conquista de mi futura novia.

Hoy me ha vuelto a preguntar mamá –Bueno hijo ¿Qué tal va tu operación conquista?

-Muy bien mamá. Va estupendamente, de momento María no se ha enterado de nada.

MI AMIGO "SUPERROMPEBALONES"

Tengo un amigo al que llamo “superrompebalones”. Jugando al baloncesto ha tirado con tanta fuerza que el balón ha rebotado y saltando la valla ha ido a parar a las ruedas de un bus: Prooofffff…..

-Alex ¡es la segunda bola en una semana!

-Tranqui. Mañana abro la hucha y te compro una pelota nueva.

Nos conocemos desde hace cuatro años.  Alex apareció por mi vida a mitad del segundo curso de infantil. Cuando empezamos a entendernos me dijo que había venido volando, pienso que por eso le gustan tanto los aviones.

Al principio no sabía andar, le operaron de los pies y deseó, por primera vez en su vida, tener la oportunidad de levantarse, aunque sólo fuera para sentirse igual de alto que el resto de los chicos. La verdad es que a mi no me importaba si estaba de pie o sentado, nosotros nos lo pasábamos bomba. A la hora del recreo empujaba su silla por el patio haciendo eses, me turnaba con los otros chicos que también querían acompañarle.

Alex, entre otras cosas, juega muy bien a baloncesto. Es rubio, sus ojos son claros, goza de unos papas que le quieren mucho y corre que te las pelas. Su gran problema es que se va a quedar sin nada de paga si sigue así rompiendo los balones al jugar con ellos.

EL VIRUS MUTANTE

EL VIRUS MUTANTE

 

¡Gool! ¡Gool! He marcado otro gol. Es que soy fantástico en esto de jugar al futbol.

Mi amigo Pablito está un poco mosqueado, siempre entrenando y soy más bueno que él. La culpa la tiene el monitor que le hace competir hasta en días que no existen en el calendario y claro luego se le olvida cual es la portería a batir.

Hemos hecho una apuesta con el cole de al lado: los que ganen tendrán los columpios del patio para ellos solos durante una semana, sin molestar, sin tirar bolas de papel ni chorros de agua. No siento miedo, vamos a ganar porque sé que somos los mejores, además “Patalarga”, el goleador de los contrarios, lleva enfermo dos días, no puede jugar.

A principios de semana a “Patalarga”  le dolía la tripa. En el recreo se puso a corretear, le llegó el balón, cuando ya veíamos la portería batida con su implacable puntería, levantó la pierna para lanzarnos su chute mortal y ¡¡¡pro-prooo, pro!!!  un potente pedo torpedeó el patio y empezó a escurrírsele por las piernas un liquido chocolateado, maloliente y traidor –Buaa, buaa…- La seño lo socorrió. Llamaron a sus padres y se lo llevaron a casa. Es el virus de los cuatro días –diagnosticó el médico-. Pronto se extenderá por todo el cole si no ha empezado ya.

La cosa está caliente, vamos cuatro a ocho a nuestro favor. Hay que decir que tres niños del “Alhelí" se han ido al baño y no han vuelto aún. En el último pase me he tenido que detener un momento, los espaguetis de la comida no paran de dar vueltas en mi estomago, la verdad es que hasta el cole parece que se mueve de vez en cuando.

Pablito me advierte –creo que estás un poco blanco y chorreando ¿Te pasa algo?

Toma y tú, ¿te pasa algo a ti? –sigue la bola, no te quedes ahí embobado mirándome.

En diez minutos hemos suspendido el partido. Ocho bajas.

 Me parece que la semana que viene no va a haber problemas con los columpios del patio. -Cuatro días de virus más dos de recuperación -han deducido en el cole.

En definitiva, esta es una de las cosas que tiene el futbol infantil, nos atrapa y convierte en pequeños niños mutantes durante cuatro días y pico aunque uno no quiera.

 

 

 

Santi Losetodo

Santi Losetodo

Unos días después de que el niño más listo de la clase no apareciera por ella, Doña Señorita llamó por teléfono a su casa para saber que es lo que pasaba.

La seño estaba entristecida porque aquel que siempre era el primero en levantar la mano, el que siempre sabía la respuesta no daba señales de vida.

-Su mama ha dicho que dentro de un tiempo vendrá, de momento no puede, tiene un problema de salud.

Nos quedamos con un palmo de narices, ¿Qué podía ser tan importante? Santi Losetodo era un chico solitario, pero siempre ponía una sonrisa en la cara de la seño cuando alzaba la mano. En esta última semana había estado de muy mal genio y cada vez que hacía una pregunta se quedaba extasiada mirando el hueco vacio del pupitre. Sus enfados iban aumentando según pasaba el tiempo y nuestras salidas al recreo disminuyendo. Pasaron tres días y la seño volvió a llamar por teléfono, esta vez fue Santi quien habló con ella

-Losetodo no sabe cuándo puede volver al colegio, su problema de salud aún no está solucionado.

Esta vez si que alucinamos ¿que podía ser tan importante? Él, que siempre sabía la respuesta, ignoraba cuando volvía al cole.

Ante tanta ingratitud. Viviendo en primera persona la tristeza de la seño pues teníamos que aguantar el poco tiempo que nos daba para salir al recreo. Con la curiosidad de saber cual sería ese problema de salud. Sin más, mis amigos y yo quedamos en ir a visitarlo al salir del cole a las cinco.

Nuestra sorpresa fue mayúscula, nos encontramos a Santi con los dos brazos escayolados.

-Si, primero fue el izquierdo, y cuando ya casi iba a volver me caí del patinete. Ahora llevo escayolados los dos brazos y un vendaje comprensivo en la pierna, tres puntos en la mejilla, me tienen que hacer gafas nuevas, las otras se me ha roto y he de comprarme otro patín aunque mis padres no quieran mucho.

¡Pobrecito! ahora lo entendemos, como va a volver al cole si no puede levantar el brazo y decir: -Yo lo sé. Yo lo sé señorita Seño.

SUPERHÉROE

Para ser el niño más feliz de este mundo hay tres cosas muy importantes, los tebeos, los puzles y la pizza de siete quesos. También me gustaría ser un súper héroe, de momento me conformo con rescatar animalitos con problemas.

Con Pablo y Josemaría hemos hecho un pacto “salvar a it”. Digo “it” porque estoy aprendiendo ingles y la seño ha dicho que -i te- significa animal o cosa. Nosotros rescatamos cualquier animal o cosa que se mueva, se queje, o nos guste para nuestra guardería animal. Hemos recogido siete hormigas, una araña del gimnasio, las lombrices que salían por la arena del patio y estamos intentando cazar alguna mosca pero se nos escapan todas. Esta tarde hemos logrado meter un gato en la caja de zapatos de mamá –que estaba vacía, no soy tonto- ¡menos mal que había sardinas para comer!, he dejado una dentro de la caja y el gato ha entrado en el patio del cole, se ha acercado a nosotros, y cuando estaba dentro “zas” le he puesto la tapa: CAT a la caja – que también sé como se dice en inglés.

Ahora que nuestro zoo particular ha aumentado ha habido que montar una sede nueva, ¡el mejor sitio, la sala de biblioteca! Sólo ha habido un problema, han venido nuestros amigos a verlo, los compañeros; se han enterado los de tercero, así, cada vez más gente. Luego ya han aparecido monitores y dos sitas con una niña roja como un pimiento, su dedo apuntando a nuestras cajas.

El malo de la peli ha dejado escapar a Miau cuando ha quitado la tapa y se ha armado la de San Quintín: libros por el suelo, arañazos… En fin nos hemos quedado sin zoológico.

 

-Mamá, quiero ser súperhéroe de las mascotas, la culpa no ha sido mía- digo mientras me deja en la habitación para que reflexione. Bueno, que le vamos a hacer, leo mi TBO mientras hago otro puzle. Mi olfato no me engaña, mum está cocinando pizza de muchos cheeses para cenar.

LA NOCHE ERA OSCURA

LA NOCHE ERA OSCURA

 

Un ruido me sorprende. Mis sentidos no engañan, algo ocurre. Paro al ver la oscura silueta que se aproxima, ella se detiene. Doy un paso y se estira como intentando cazarme para su causa. Corro y se alarga, echo hacia atrás y se encoge.

-¿Quieres dejar de seguirme?-escucho desde abajo.

-Pero si eres tú. Que te crees que no te he visto. Hace rato que siento que andas a mi lado.

-Vale, lo confieso, de vez en cuando me escondo de mi mama “La Oscuridad” pero tengo que ir de la mano, o mejor dicho del pie de alguien sino me pierdo.

-¿Y tu mama no se asusta cuando no te ve?

-Bueno. Verme, verme… Lo nuestro es una gran familia de no vernos. Vivimos en el fundido.

-Cuándo salís de casa ¿Qué hacéis? ¿Tu siempre vienes conmigo?

-El otro día me confundí y te cambié con Pablito. ¿No te acuerdas? Al mirarte en el suelo llevabas gafas.

-Es cierto, me iba tropezando por los rincones.

-Pues eso, o me voy contigo o con otro. Pero luego pasa lo que pasa.

-Vale, vale. Pégate a mis talones, pero no me asustes al dar la vuelta a las esquinas.

Desde ahora proclamo alto y claro: Mi sombra es mía, me hace compañía. ¡Que nadie me la cambie!

El increíble vuelo del billete de 50 euros

El increíble vuelo del billete de 50 euros

Mi mamá me pide que le acompañé a hacer la compra de la semana. Antes de salir de casa nos abrigamos con bufandas y guantes para no dejar ni un huequecito por el que pase el viento polar que se pasea por la ciudad. Como dos valientes luchamos para no salir despedidos del suelo. Yo voy detrás de mama agarrado a su abrigo mientras ella Intenta conducir el carro de la compra.

-Mamá, el supermercado ¡que pasas de largo!

-Espera hijo. Primero hay que ir al banco a sacar dinero para poder pagar.

Llegamos al cajero mágico. Digo mágico Porque mamá tiene una tarjeta que mete por una ranura y saca dinero por otra. Quiero una igual pero me ha dicho que tengo que esperar un más ser alcalde. ¡Como si no supiera por donde entra y sale el dinero! Adultos.

Llegados a este punto salimos del cajero con un billete de 50 euros en la mano cuando suena el móvil. Mama va a cogerlo. En ese momento el billete se le escapa de las manos. Comienza a correr detrás de él. Yo detrás de mamá. El billete pasa por debajo de un coche. Se va a la carretera. Da la vuelta a la esquina. Pasa por debajo de otro coche. Mamá sigue corriendo. Yo detrás de ella. De repente se para y cuando estamos a punto de cazarlo da la vuelta y sigue su camino.

Corremos por cuestas, entre jardines, cerca de la casa de los tíos, hasta que mamá se lanza como si fuera un portero de futbol pone el pie encima del billete y lo para.

-Angelito, cógelo tú que no me atrevo a levantar el pie, no vaya a escaparse otra vez

Acudo raudo y veloz. Intento rescatar el billete pero está  pegajoso  Y se parte por la mitad. Agarramos un trozo cada uno y vemos qué estaba encima de una caca. Mamá lo restriega contra la corteza de un arbol y se pone a pensar.

-Creo que se lo podemos llevar a la señora del kiosco y que nos lo pegue.

Con las dos mitades unidas por fin mamá me lleva al supermercado.

-Te voy a decir una cosa muy Importante mamá "no sabia que pudieras correr así". Nunca te había visto correr tan rápido. Yo que tú me apuntaba a las olimpiadas.

Mamá se sonríe. Me guiña un ojo y mete en la cesta de la compra mis favoritas de galletas de chocolate.

ABUELA

ABUELA

Me alegro de veras que haya podido quedarme en casa de la abuelita. La pobre está algo sorda y se entera de las cosas al revés

-Abu, quiero la merienda

-Claro, no hay quien lo entienda- me dice viendo un programa de cotilleo

-¿Me puedo comer un bocadillo de jamón?

-Si, la culpa la tiene Ramón- lo señala con su mano

Es imposible, así que me voy a la cocina. Busco las magdalenas y me como una, dos, ocho, cinco…

-Ten cuidado Alvarito- me habla el friegaplatos- que te va a doler la barriga.

-Ah! No te preocupes, que no tienen espinas- le digo

-No, que te dolerá el estomago- insiste

-Claro que soy un niño mago, hago desaparecer las magdalenas- me echo a correr hacia mi cuarto. El pobre friegaplatos debe pensar que la sordera es cosa de toda la familia

En mi habitación heredada tengo peluches, coches, puzles, libros, pero lo que más me gusta es la maleta. Una maleta llena de cuentos. Cuando la abro empieza a soltar historias- Sabes, tu papá también se sentaba en esta alfombra.

Me pongo a los mandos y maleta y yo damos el grito:

-¡Iniciamos viaje al mundo de la fantasía!

Encesto el balón

Encesto el balón

Todo me parecía muy extraño. Era como si ya hubiese visto el partido de baloncesto.

A veces había soñado que  perdía. Recuerdo el sueño, nos machacaban  los del cole de enfrente. Ahora está pasando, perdemos de dos.

La bola llega a mis manos. Levanto la vista poco a poco y descubro el punto exacto por el que tiene que pasar. La aventura es un poco dificultosa. Mi concentración es total. Bueno, hasta que mi mama grita desde su asiento:

-Venga cariño, que tu puedes

Ahora tengo que volver a mirar la cesta: “Tengo que pasarla por el aro”. Tiro, la bola rebota contra el panel, choca contra la anilla, da cinco vueltas a su alrededor, parece que se sale, doy un soplo muy grande desde abajo y entra en el agujero.

-Increíble Angelito ¿Cómo lo has hecho?- me pregunta el entrenador.

-Es fácil. Creo que tengo poderes especiales- le contesto emocionado.

-Muy bien- me sonríe- pero la próxima vez procura encestar en la otra. Acabas de darles dos puntos mas al equipo contrario.

in bocadillo

in bocadillo

Como una exhalación busco la calle y la encuentro. De repente me veo rodeado de sombras que me acechan en este nuevo mundo. De cada una surgen unos pies, a veces me persiguen, otras me escudriñan desde unos ojos subidos en lo alto de seres adultos. Mis amigos han desaparecido o se encuentran bajo los efectos de los desconocidos del patio.

Estoy sólo, perdido entre una multitud de seres parlanchines, de risas tal vez malévolas y no encuentro mi bocadillo. El sol se pasea por este inmenso desierto de arena humana. No puedo más, una gota salada llega hasta la comisura de mi boca, me la trago a falta de otra cosa, es el comienzo:

-Buá,aaaa. Buá,aaaa…

Pienso:¿dónde dormiré esta noche? El ratoncito Pérez ¿Cómo podrá encontrarme?

-Buá,aaa. ¡Mamá, mamá! ¿Dónde está mi mamá?

Una alegría muy grande en forma de mamá aparece entre el gentío y con una sonrisa me dice:

-Pero cariño ¿es que te has perdido en el patio del colegio?

Me da un beso, el bocadillo y un zumo. Es hora de jugar con Pablito y Jorge .

 

Dijo una mamá

Dijo una mamá

Belén fue el primer nombre, después llegaron más. No muchos cambios de nombre, sino chicas que adoptaron el mismo. Fue como si una generación de mamas suspirara para continuar la serie de niñas, pero ninguna tan guapa y lista como  mi sirena. Desde entonces brilla la casa en el banco de los peces.

Le gusta jugar a hacer espuma aunque se acerque algún tiburón o ciertos peces espada en busca de incautos transeúntes.

Canta melódicas pompas que salen hacia el aire y se deslizan por escalas que suben y bajan en armoniosas emociones.

Es amiga de las medusas,  en cuanto se despista, le dan algún que otro picotazo.

 

-Mama ¿Por qué no lloramos las sirenas?

 

-Tus lágrimas son perlas. Al nacer se  regalan a las ostras. Estas hacen de ángeles guardianes y te protegen.

 

-Y si estoy triste ¿Qué hago?

 

-Busca. Sujeta la esperanza y piensa que pasamos por caminos donde hay que elegir, aunque no quieras. Elige el que te lleve a la felicidad.

 

Belén es una sirena que se baña en los mares cálidos del sur. De vez en cuando hace visitas a algún primo que vive por los icebergs. Ella ahora sabe que hay menta y canela; azules y negros; palmeras y pinos…Tiene el conocimiento.

 

-¡Canta Belén, canta! ¡Corre, corre que nos vamos a nadar!