Matar el tiempo
Estoy en casa, en una habitación donde los juguetes se esparcen por los solitarios rincones. Investigo las tripas del peluche de mi hermana, pequeños algodones saltan al primer envite, rebusco mientras estornudo sin parar, nada especial en sus entrañas. Quizás las ruedas del súper-bólido teledirigido que me trajeron los reyes estén llenas de humo de escape, investigo pero no. Dejaré que repte por el suelo como las serpientes, pero tampoco funciona.
Ya no sé como matar el tiempo, así que he decidido quitar las pilas a los relojes. El cucú de la pared empieza a piar, lucho con él, consigo atarle a la cabeza las piñas que cuelgan, durante un rato reprocha mientras va bajando el volumen hasta que al final un hilillo protestón se pierde en un ambiente poco gregario.
Si esperarlo, a vueltas con la hora, abre la puerta mi madre :Ya puedes salir es la……..se me ha ido de la cabeza. Es la…… de comer.
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