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Santi Losetodo

Santi Losetodo

Unos días después de que el niño más listo de la clase no apareciera por ella, Doña Señorita llamó por teléfono a su casa para saber que es lo que pasaba.

La seño estaba entristecida porque aquel que siempre era el primero en levantar la mano, el que siempre sabía la respuesta no daba señales de vida.

-Su mama ha dicho que dentro de un tiempo vendrá, de momento no puede, tiene un problema de salud.

Nos quedamos con un palmo de narices, ¿Qué podía ser tan importante? Santi Losetodo era un chico solitario, pero siempre ponía una sonrisa en la cara de la seño cuando alzaba la mano. En esta última semana había estado de muy mal genio y cada vez que hacía una pregunta se quedaba extasiada mirando el hueco vacio del pupitre. Sus enfados iban aumentando según pasaba el tiempo y nuestras salidas al recreo disminuyendo. Pasaron tres días y la seño volvió a llamar por teléfono, esta vez fue Santi quien habló con ella

-Losetodo no sabe cuándo puede volver al colegio, su problema de salud aún no está solucionado.

Esta vez si que alucinamos ¿que podía ser tan importante? Él, que siempre sabía la respuesta, ignoraba cuando volvía al cole.

Ante tanta ingratitud. Viviendo en primera persona la tristeza de la seño pues teníamos que aguantar el poco tiempo que nos daba para salir al recreo. Con la curiosidad de saber cual sería ese problema de salud. Sin más, mis amigos y yo quedamos en ir a visitarlo al salir del cole a las cinco.

Nuestra sorpresa fue mayúscula, nos encontramos a Santi con los dos brazos escayolados.

-Si, primero fue el izquierdo, y cuando ya casi iba a volver me caí del patinete. Ahora llevo escayolados los dos brazos y un vendaje comprensivo en la pierna, tres puntos en la mejilla, me tienen que hacer gafas nuevas, las otras se me ha roto y he de comprarme otro patín aunque mis padres no quieran mucho.

¡Pobrecito! ahora lo entendemos, como va a volver al cole si no puede levantar el brazo y decir: -Yo lo sé. Yo lo sé señorita Seño.

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